Escrito por Anita Trías con
motivo de la confirmación de su nieto.
Creo en un Dios Amor, que se
hizo humano en Jesús y que nos dejó su espíritu, que vive en cada uno de
nosotros.
Mi Fe, hoy de abuela, se
despertó muy pronto. Fui consciente de ella a vuestra edad, como adolescente.
Se me presentó como búsqueda, como necesidad de vivir la vida con sentido,
enseguida descubrí que a Dios se le encuentra en la vida, en las personas, y
que la oración y los sacramentos, en especial la Eucaristía, no tienen sentido
si no nos transforman en personas cada día un poquito más humanas, más abiertas
a los demás; y Dios-Amor se ha ido manifestando, a través de mis padres, de mis abuelos, de
mis maestras, a través de la amistad verdadera, sin intereses, esta amistad
pura que nace en los colegios.
Luego vino el amor a través
de un hombre bueno, mi marido, por él he sentido cada vez más cercano el amor
de Dios. Durante más de 40 años hemos ido intentando, como valor prioritario,
construir una familia cristiana y fundamentar nuestro amor en el Amor de Dios.
Llegaron los hijos, a través
de ellos descubrí lo importante de la Fe que es creer en un Dios- Amor que confía
en nosotros, y nos propusimos educar y formar a personas buenas con vidas
orientadas a los demás, con capacidad crítica y libre para no dejarse
manipular, para saber elegir la amistad, la pareja, los compañeros de camino.
Por fin llegaron los nietos,
a través de ellos he descubierto la ternura de Dios, otra faceta de su Amor,
ese Amor que se descubre contemplando su creación, esa contemplación que nos
deja perplejos y maravillados ante lo maravilloso y misterioso de la vida.
Os hemos visto crecer, y hoy
contemplaros aquí, haciendo por primera vez, de forma consciente y libre
vuestra profesión de Fe, nos llena a todos de gozo y de emoción.
Nuestra oración hoy es que
el Dios-Amor, padre-madre de todos nosotros, os acompañe siempre en lo bueno y
en lo malo, en la presencia y en la ausencia, y le pedimos que seáis
perseverantes en la oración y en la Eucaristía, pues son ellas las que os
conducirán a la acción y a vivir una vida llena de sentido porque Jesús y su Evangelio
son nuestro fundamento: el camino, la verdad y la vida...
Jesús nunca falla, nos
acompaña y nos ayuda a vivir confiadamente.