La austeridad ha estado
presente en los valores de todas las religiones. En las biografías de sus
representantes más significativos siempre se destacaba esta virtud.
En el momento actual la
crisis nos hace redescubrirla. Hay personas que la viven de forma obligada,
como una carga, pero se le puede sacar la parte positiva y descubrir que
podemos ser felices con muchas menos cosas de las que estamos acostumbrados.Un cuento de Tolsoi del " El Zar y la camisa" nos lo explica:
Cuentan que el Zar estaba triste y dijo:" Voy a dar la mitad de mi reino el que me cure".
Reunió a todos los sabios y nadie tenía la solución. Y uno dijo:" Si encontráis un hombre feliz y le quitáis la camisa, y se la ponéis al Zar, éste se curará".
El Zar mandó a buscarlo por todo el reino pero no lo encontraban. Nadie estaba satisfecho del todo: uno era rico, pero estaba enfermos; otro tenía salud pero ere pobre; otro tenía salud , era rico pero su mujer estaba enferma. ..
Un día el hijo del Zar pasó cerca de una isla y oyó que alguien decía: "Gracias a Dios he trabajado mucho, he comido bien y ahora puedo descansar, ¿qué más puedo pedir?".
El hijo ordenó que le compraran la camisa a aquel hombre. Los emisarios fueron a ver al hombre pero este no tenía camisa.
La austeridad es una
decisión personal que aporta muchas ventajas para el que le practica y es mucho
mejor si sirve para compartir.
En estos momentos de crisis
económica general con mucha gente en el paro, deberíamos plantearnos si lo que
ahorramos con estos gastos se podría emplear por los canales adecuados: O.N.G,
Cáritas...para mejorar la vida de personas a los que no quedan cubiertas por
las ayudas de las administraciones.