La esperanza es un
sentimiento y a la vez una convicción.
Esperar es creer que el
mundo, personas e instituciones, pueden mejorar.
Creer en Dios es fuente de esperanza.
Los cristianos nos sentimos acompañados en todo momento.
Hay personas que siempre que
hablas con ellas sales con más esperanza.
Para ser este tipo de personas es conveniente:
· Incrementar la esperanza en nuestro interior:
Tener
conciencia de que algo puede ser mejor.
Con
actitud dinámica.
Con
paciencia.
No vivir estancados en el pasado.
· Intentar transmitirla a los demás:
Valorar,
atender, escuchar, dialogar, aceptando como son y creer en sus posibilidades de
desarrollo personal.
Motivar en positivo es dar esperanza.
Los seres humanos podemos vivir 40 días sin comida, 3 días sin beber agua, 7 minutos sin aire, pero solo unos segundos sin esperanza.