Hay
muchas clases de silencio:
silencios
cobardes, silencios autosuficientes que expresa menosprecio hacia el otro pero
también existe el “silencio positivo”: ante una situación de dolor o cuando se
contempla a un recién nacido o alguna maravilla de la naturaleza, donde las palabras no son necesarias
Existe
un silencio interior, sin palabras pero lleno de sentido porque nos aporta ”energía
vital”.
En
estos momentos de silencio, cuando no hay palabras, la realidad y la verdad
afloran y nos permiten contemplar nuestra vida con la actitud de ver, recordar,
admirar, analizar sensaciones y sentimientos y reflexionar sobre el pasado y el
futuro de nuestras vidas.
Estos
“espacios verdes” de silencio son muy importantes para dar sentido a nuestra
vida y nos producen una sensación de paz interior. Por eso se dice que “el
silencio es el lenguaje del alma”.
“Un ven lentíssim
transforma el silenci en melodia i ens porta a l’esperança d’un món ple de
somnis i de vivències”.