Una cosa es
ver y otra mirar.
Nos
sorprendería si hiciéramos una lista cada día, de lo que realmente hemos
mirado.No todo lo que vemos entra dentro del corazón.
Contemplar es dejar que entre en nuestro corazón lo que nuestros sentidos perciben.
La prisa es
el enemigo número uno de la contemplación.
Sería bueno
que pudiéramos crecer en nuestra capacidad contemplativa; es fundamental llevar
los ojos bien abiertos y dedicar un espacio de tiempo al día.Así apreciamos las novedades del día.
Este hábito da un sentido a nuestra vida y nos centra.
Una vida
centrada es como una orquesta bien acompasada.
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