Al cabo de un rato, el corazón se siente atraído por algo
que no es ni un pensamiento ni un sentimiento y se pregunta si todo esto puede
haber sido creado por el hombre o por Alguien, no importa el nombre que le
demos, pero que nos hace sentir una parte muy pequeña de todo eso tan
maravilloso que es el Universo.
El físico Stephen Hawking defiende que cada vez que miremos
las estrellas pensemos solamente en la ley de la gravedad y las matemáticas y
que busquemos en otra parte los propósitos de ser mejores.
La ciencia no necesita a Dios para hacer su trabajo, lo
mismo que el hombre no le basta la ciencia para ser feliz.
Estos momentos mágicos son una gran oportunidad para
sentimos parte de un todo y partícipes de mantener y cuidar la armonía de nuestro
entorno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario