El rico, impresionado por
esta demostración de dignidad, insistió:
- Toma el dinero, para mí no
es nada, para ti significa el comer.
El mendigo lo volvió a rechazar.
Picado en su amor propio, el rico le ofreció un fajo de billetes, pero el pobre
le respondió:
- Quédeselos, yo no acepto
nada que no gane con mi trabajo.
El rico sacó la cartera:
- Ya verá como me acepta lo
que le voy a dar.
El mendigo le miró extrañado.
El mendigo le miró extrañado.
Entonces el rico
humildemente le dijo:
-Hágame el favor, déjeme
ayudarle.
El mendigo al oírlo, sintió
que ahora podía ayudar al rico y lo aceptó. Y fue la primera vez que ambas
partes comprendieron lo que es el DAR y el RECIBIR.
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