Admirar es sorprenderse, interrogarse en silencio sobre las situaciones y las personas que nos rodean. Es una conexión entre el mundo interior de la persona y el exterior.
Los niños
son los que tienen más ocasiones para practicarla así como los sabios y
artistas. Conservar la actitud de admiración a lo largo de la vida es una gran ayuda para vivir intensamente el
presente y apreciar a las personas y las cosas que nos rodean.
La actitud
de reflexión es dedicar espacios de
silencio para poder “re” leer el quehacer ordinario. El ritmo de vida actual
produce unas situaciones de inseguridad que aconseja encontrar espacios de
calma y reflexión que sirven de relajación y mejoran la eficacia en nuestras
actividades.
Hay una
serie de terapias de relajación como el mindfullness y otras tipos, en los que a
través de ejercicios físicos de respiración aeróbica y otros métodos, producen
relajación y calma.
El silencio es el
lenguaje del alma.