Un conferenciante dijo un día a un auditorio de personas importantes:
Quiero hacerles un examen…
Sacó de debajo de la mesa un jarro de vidrio de boca ancha y lo puso sobre la mesa frente a él.
Luego sacó una docena de rocas del tamaño de un puño y empezó a colocarlas una a una en el jarro.
Cuando el jarro estaba lleno y no podía colocar más piedras preguntó al auditorio :¿Está lleno este jarro?
Los asistentes dijeron : Sí .
¿Están seguros? Y sacó de debajo de la mesa un pote con piedras pequeñas. Echó unas cuantas en el jarro y lo movió para que éstas se acomodaran entre las grandes. Preguntó nuevamente: ¿Está lleno este jarro?
Y uno de los asistentes dijo: probablemente NO.
Muy bien contestó el conferenciante. Sacó entonces un pote lleno de arena y empezó a echarlo en el jarro. La arena se acomodó en el espacio entre las piedras grandes y pequeñas.
Preguntó de nuevo: ¿está lleno el jarro.
Le respondieron varias personas a coro: NO.
Luego sacó una jarra llena de agua y echó agua al jarro y lo llenó hasta el borde mismo.
Preguntó al auditorio:¿Qué nos enseña esta demostración: Si no pones las piedras grandes primero, no podrás ponerlas en ningún momento. Plantéate cuáles son tus piedras grandes que dan sentido a tu vida.