En
toda comunicación entre dos personas se establece siempre un doble intercambio
entre ellas:
Lo que se habla, es
decir, lo que se expresa con palabras: las opiniones, los razonamientos
de cada uno fruto de sus criterios y experiencia y, a la vez existe un intercambio
de sentimientos, que no se expresan explícitamente pero que se
aprecian por la acogida y actitud del que escucha, de su mirada, por el gesto,
que demuestran una valoración de la persona y el interés que le merecen sus
opiniones.
Toda
canción está compuesta por una letra y una música. Una conversación o diálogo
entre dos personas, podemos compararla también con una canción donde se canta
al unísono, donde la música es el intercambio de sentimientos, y la letra son
las opiniones que se expresan con palabras. Todos sabemos que para que exista
sintonía en una canción es necesario que los participantes canten con la misma
música, aunque pueda existir algunas diferencias en la letra; de ahí que lo
importante en la comunicación entre dos personas es que se establezca una
sintonía de sentimientos (la música) aunque puedan tener opiniones distintas
(la letra).
¿Cómo
es posible conocer y sintonizar con los sentimientos del interlocutor?
Por
una parte procurar tener una actitud de escucha utilizando los términos
de la comunicación asertiva, y a la vez demostrar interés por las aportaciones
de la otra parte, que pueden enriquecer tus puntos de vista.
Por otra
parte, es muy útil conocer la posición relativa en edad, experiencia, saber,
personalidad y posición de cada interlocutor, que condiciona notablemente sus
relaciones.
Podemos destacar cuatro situaciones:
Situación
A: Yo estoy bien -- Tú estás bien: Se aceptan recíprocamente
y valoran el diálogo mutuo.
Las relaciones serán
cordiales, simétricas, enriquecedoras.
Situación
B: Yo estoy bien – Tú estás mal: Actitud de superioridad, uno
es el bueno y al otro lo considera inmaduro e imperfecto.
La relación será, por un lado, de
intransigencia, por el otro, de dependencia y de rechazo.
Situación
C: Yo estoy mal – Tú estás bien: Sentimiento de inferioridad.
La relación será de vínculo de dependencia, con dos posibles soluciones, de destruirse o
mejorarse con un plan de tratamiento.
Situación
D: Yo estoy mal – Tú estás mal: Las relaciones serán de
desconfianza mutua y de no
receptividad.
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