miércoles, 25 de diciembre de 2013

LA FRATERNIDAD

La palabra fraternidad,("germanor" en catalán, que suena más íntima) es el sentimiento o actitud que cada uno de nosotros ha adquirido en familia desde la niñez gracias al amor y entrega de nuestros padres y la convivencia con nuestros hermanos.

Es la conciencia de igualdad en derechos y obligaciones entre los hermanos, pues permite a todos los miembros del grupo familiar conocerse, aceptarse mutuamente con el compromiso tácito de ayudarse en el caso de necesidad.
La Revolución Francesa que introdujo en el s. XVIII la modernización en Europa, resumió en tres palabras: "Libertad, igualdad, fraternidad", los tres pilares de la civilización occidental.
Estas palabras sintetizan a su vez los principios aportados por la filosofía griega, romana y cristiana.

La libertad proviene de la cultura griega que aportó la democracia, la eliminación de las estructuras de poder feudal y la soberanía del pueblo.
La  igualdad apareció con el derecho romano, la igualdad ante la ley y la separación del poder judicial del legislativo y del ejecutivo.

Y la fraternidad viene de la ideología cristiana: todos somos hermanos y tenemos unas responsabilidades mutuas.
Los derechos humanos de libertad e igualdad se fueron implantando progresivamente por las disposiciones legislativas de los distintos países, y la fraternidad fue ejercida durante generaciones por vecinos o ciudadanos que cubrían recíprocamente sus necesidades de salud, educación, y seguridad y permitían conocerse mejor, apreciarse y emprender acciones colectivas.

En las democracias occidentales, el desarrollo económico permitió que  el "estado del bienestar", a través de las administraciones públicas fuera cubriendo estas necesidades. Fue un beneficio social importante, pero como contrapartida aumentó el individualismo de los ciudadanos y el enfriamiento de la fraternidad. Las sociedades económicamente desarrolladas son un conjunto de "yos" que han olvidado el "nosotros", se habla siempre a nivel individual: el consumidor, el emprendedor, el votante...
En la actualidad, debido a la crisis económica (que puede durar años), tendríamos en primer lugar que renovar y actualizar este valor de la fraternidad pues muchos de los servicios deberán ser atendidos por los particulares. Y en segundo lugar exigir la prevalencia de los bienes comunes sobre los particulares tanto en las actuaciones económicas o administrativas: la gestión comunitaria de infraestructuras, actividades culturales, vivienda, medio ambiente...no se rijan por las leyes del mercado sino que aseguren la convivencia y el bienestar actual y futuro de la comunidad.
 
 

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