jueves, 5 de diciembre de 2013

¿SABEMOS SER DELICADOS?


Extracto artículo de P.L. Armengol

Estar casado significa convivir íntimamente con la pareja. Vivir al lado de una persona que te quiere y te valora es una gran fuente de felicidad.

Para conseguir una convivencia que sea realmente positiva, ayuda mucho la delicadeza en el trato. No es suficiente un cariño sincero pero frío.

Hay muchas ocasiones que se puede demostrar la delicadeza: felicitar por los pequeños éxitos, agradecer con una caricia aquello que te han hecho para ti, recordar fechas o hechos significativos con algún detalle que demuestra que has pensado en la otra persona, saber escuchar sin interrumpir aunque no estés de acuerdo con lo que el otro dice.

Un signo muy claro de delicadeza consiste en estar atento al estado de ánimo del otro. Es muy duro estar acompañado pero sentirse solo...

Hay que cuidar el lenguaje. Hay palabras que expresan ternura y cariño, pero hay otras que hacen daño porque indican incomprensión, autosuficiencia. Nuestra palabra tiene mucha fuerza.

La delicadeza es una expresión de amor que rompe la rutina, llena el corazón y hace amable y enriquecedora la convivencia.

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