La espera forma parte de nuestra vida cotidiana. El ritmo
de vida actual está lleno de prisas. Se valora la rapidez y la inmediatez.
Un oriental decía." Ustedes los accidentales son
esclavos del reloj. Nosotros tenemos tiempo".
Hemos de saber vivir más lentamente.
La espera no es un momento perdido sino que es una parte
de lo que vamos a hacer. Nos permite reflexionar sobre las opciones que
tendremos en el caso de que no consigamos aquello que esperamos.
El dicho de que "quien espera, desespera" no lo
vivamos como una frustración o un retraso en nuestras actividades sino como una
oportunidad para revisar el plan trazado . Si sabemos conservar la calma facilitaremos
el encuentro.
El saber buscar y valorar los momentos de reflexión nos
permite ir por la vida con una actitud de serenidad que aumenta nuestra felicidad.
Procuremos cambiar la frase de quien espera, desespera
por la de "quien espera, se serena".